Josune
Aguinaga Roustan
Profesora
Titular de Sociología
Presidenta de la Asociación de Mujeres Universitarias de Madrid.
El Cedaw es la Convención para la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la Mujer, aprobado por Naciones Unidas en 1979.
Las recomendaciones de Naciones Unidas suponen una
vigilancia internacional sobre los avances que deben realizar los países para
alcanzar los derechos humanos y los objetivos del milenio. Aunque no son
vinculantes suponen un buen revulsivo para los países que no cumplen con sus
deberes hacia sus ciudadanos y ciudadanas.
Cada cierto tiempo la ONU realiza, misiones de
reconocimiento sobre el cumplimiento de los países firmantes de los tratados o
de las convenciones de diferentes materias. En concreto, el CEDAW, acaba de
realizar un informe sobre España en el que las recomendaciones muestran que en
materia de igualdad se está retrocediendo sobre lo ya conseguido en años
pasados. Aunque un trabajo de esta naturaleza tiene de interlocutor al Gobierno
correspondiente quien realiza su propio informe aclaratorio.
Además de estos dos interlocutores se encuentra en juego
otro sector muy organizado de la sociedad civil, organizaciones no
gubernamentales que realizan también su propio informe una de ellas el Cedaw en la sombra, que es una
Plataforma en la que participan organizaciones tanto de igualdad como
generalistas, incluye 277 organizaciones de mujeres y no específicas, que
suscriben el informe.
Por tanto tenemos tres patas en las que se basa todo este revuelo
que se está organizando estos días por nuestro país. El suspenso lo ponen los medios de comunicación haciéndose eco de la
sociedad civil, después de analizar el informe del grupo de trabajo de la
CEDAW.
Entre las recomendaciones específicas de Naciones Unidas
para España en su informe de diciembre de 2014,
quiero resaltar dos. Una en la que se recomienda retomar la Educación
para la Ciudadanía, porque en ella se enseñaba a niños y niñas a ser mas iguales
y aceptar la diversidad. Y el segundo trata de la necesidad de hacer un cambio
en la Ley contra la Violencia de Género, ya que al estar dirigida de forma
exclusiva a las mujeres maltratadas o asesinadas por su pareja intima quedan
fuera muchas mujeres y niños y niñas víctimas de la violencia machista.
De esta agenda el Gobierno ha retomado algunos de los temas
que más le han interesado y está tratando de dar respuesta a ciertas cuestiones
con una ley de protección del menor en la que los artículos 11 y 12 tratan de
violencia e incluso explicitan la violencia de género.
Por su parte el “Cedaw en la sombra” plantea el temor de la
vuelta atrás en cuanto a la Ley de Salud sexual y reproductiva, en la que se
encuentra legislado el aborto, enmarcado en las directrices europeas de forma
que, siendo las leyes similares no se tengan que producir movimientos de
mujeres entre países en busca de un aborto ilegal en su país pero legal en los
de su entorno.
Precisamente el 16 de julio, el congreso de los diputados ha
aprobado estas dos modificaciones de las respectivas leyes. La primera con
amplio consenso pero sin acompañamiento económico (la referida a protección de
menores), en la segunda se han cumplido los temores de las ONG´s por exigir el
acompañamiento parental en la demanda de IVE.
En cuanto a la Ley de Protección Integral contra la
Violencia de Género recibe muchas críticas pero no todas están fundamentadas. Y
aquí entra la cuarta pata necesaria para alcanzar la igualdad, la que
constituyen el ciudadano y la ciudadana de a pie como tales, ya sean políticos,
jueces, profesores, comerciantes, gestores, empleados de comercio o de la
construcción que no han llegado a comprender en que consiste esta desigualdad o
discriminación según los propios términos de Naciones Unidas. Y no han llegado
a comprender que genera víctimas, muertes y enfermedades producidas por
asesinos y maltratadores violentes.
A la sociedad, por ahora, no se le puede pedir “sensibilidad
de género”, o lo que se ha dado en llamar las gafas violetas, que son el
instrumento que hace ver y percibir en cada momento las situaciones
discriminatorias. Pero tampoco se consigue que cada ley, cada actuación
política, cada propuesta en la sociedad tenga perspectiva de género, es decir
tenga en cuenta los datos existentes que demuestran las diferencias en las
ciudades, en los salarios, en las TIC en los estudios, en los trabajos, en
definitiva en cualquier ámbito de la vida. Algo que educación para la ciudadanía aportaba
para los futuros hombres y mujeres de este país.
Y realmente, pienso que quien no cumple la ley es un
delincuente y tenemos una Ley de Igualdad que es reiteradamente incumplida.
Pero no solo incumplida sino sometida a rocambolescas interpretaciones mantener
vigente aquel dicho tan español “puesta la ley puesta la trampa”. Y así, como
los poderes en general están en manos de los hombres, el resultado de nuestra
sociedad es que es una sociedad machista, aunque nos cueste reconocerlo y nos
produzca mucho pesar.
Hay ejemplos muy escalofriantes como las declaraciones del
alcalde de Granada “las mujeres más elegantes cuanto más desnudas”, dirigiéndose
a un grupo de chicos y chicas adolescentes, o aquel otro que ya dejó de ser
alcalde que decía que no quería subir en un ascensor con una mujer porque le
podía acusar de violador, y un sinfín de despropósitos de esta naturaleza
relativos a las mujeres.
Los términos utilizados para insultar en los “comentarios”
de los medios de comunicación a feministas o simplemente mujeres que escriben
son: feminazis, penefóbicas, o monjitas, (muchas lo sabemos en primera
persona). Las jóvenes que quieran estar presentes en los videojuegos, como
jugadoras o programadoras comentan en un reciente documental que ya están
acostumbradas a que las manden a fregar, y muchos más epítetos que incluso son
inventados para tal ocasión y aplaudidos por jaurías humanas dispuestas a no dejar pasar una (a las mujeres). Además
las mujeres que escriben son también amenazadas incluso de muerte algo que la
policía debería tener más presente porque estas amenazas son delitos de odio.
Sí, hay hombres que odian a las mujeres por ser mujeres, no las conocen pero
las odian. Creo que es necesaria una protección de estas mujeres para que pueden
ejercer libertad de expresión en todas sus formas, porque estas actitudes provienen del ciudadano de a pie que cada día deja su
ideología, como impronta, en los medios digitales.
Y es un país machista cuando se malinterpretan e incumplen
los mandatos de la ley, como cuando las empresas hacen el plan de igualdad para
cubrir el expediente, los organismos de la administración ponen las oficinas de
igualdad en manos de irresponsables que no tienen sensibilidad de género, pero
tampoco son capaces de intentar ver el mundo desde una perspectiva de género.
Así no es de extrañar que los gobiernos y me refiero al
central, los autonómicos y los locales pierdan de vista los problemas de
discriminación que todavía sufren las mujeres, tampoco es de extrañar que a
todo un presidente de gobierne se le escape que, quiere que las mujeres se
dediquen a los hijos, en casa (cuando económicamente es imposible), y
establezca premios para ello. Tampoco es de extrañar que los recortes afectan
más a las mujeres y así un largo etc. de agravios que cada día sufren las
mujeres y cuando no lo hacen en silencio, como era la norma de hace un siglo,
son insultadas por sus conciudadanos. Y en estas condiciones es difícil poner
orden porque quien lo debe poner no sabe, no entiende, y es más pone orden
donde no es necesario ponerlo.
Así, Naciones Unidas, el CEDAW, se lo recuerda, “no estáis
cumpliendo”, “estáis
retrocediendo” pero el presidente
del gobierno es además “el ciudadano modelo” de los que no perciben, porque no
comprenden, el serio problema que plantea el CEDAW y que afecta a la mitad de
su ciudadanía.