miércoles, 23 de noviembre de 2011

Brechas de desigualdad


La independencia económica de las mujeres condiciona de manera importante sus decisiones y la forma de posicionarse en su medio social. Es fácil constatar que la situación de las mujeres hoy en España es muy diferente de la que tuvieron nuestras abuelas, que posiblemente no pudieron trabajar ni abrirse una cuenta bancaria sin permiso de su marido o de su padre, pero la mujer que hoy trabaja fuera de casa, en general, tiene interiorizado que la sociedad espera de ella que controle “su casa”, como su función básica y fundamental antes de concentrarse en su trabajo remunerado.

Ya en los años 90 algunos estudios señalaban que “A pesar del creciente apoyo público al derecho de la mujer a participar en el mercado de trabajo, la evidencia abrumadora del ISSP(1) confirma que sigue siendo fuerte la convicción de que las responsabilidades familiares de la mujer, particularmente el cuidado de los hijos menores, es lo primero” (Scott et al., citado por Hakim) (2).

Quizá sea por eso, porque la sociedad se lo pide y la mujer lo asume, el que se vea normal, en general, que si en una pareja uno de los dos ha de dejar el trabajo remunerado para el cuidado de la familia lo haga la mujer, e incluso se llega a consentir socialmente que a igual trabajo remunerado que su marido, la mujer gane menos.

Desde los años del estudio en España ha tenido lugar un proceso masivo de incorporación de la mujer al mercado laboral y actualmente se está viendo afectado por la actual crisis financiera.

Según la Encuesta de Población activa del tercer  trimestre de 2011, realizada por el INE:La tasa de paro se incrementa en algo más de seis décimas, siendo ahora del 21,52%. Por su parte, la tasa de actividad permanece por encima del 60%.
Por sexo, tanto la bajada de la ocupación como el aumento del paro es más acusado en las mujeres que en los varones”.

Por otra parte, según el Informe Mundial sobre salarios2010-2011, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que recoge las políticas de salarios en estos tiempos de crisis, existe una tendencia mundial hacia un aumento del empleo de bajos salarios de incidencia variada entre países. Y existe una excesiva concentración de mujeres en empleos de bajos salarios en lo que parece ser una característica universal de los mercados laborales, a pesar de que por lo general tienen una tasa de participación menor.

La brecha salarial de Género se estima en aproximadamente un 15% en todo el mundo, aunque con variaciones entre países. Las diferencias salariales de género, además de condicionar las carreras profesionales, afectan no sólo al salario fijo sino también a las retribuciones variables e inciden de manera directa en las prestaciones sociales. Las mujeres perciben una prestación media por desempleo de 3.044 euros anuales, lo que representa un 12,7% menos que los 3.488 euros que ingresan de media, los hombres, según las estimaciones realizadas por los Técnicos de Hacienda (GHESTA) a partir de los datos de IRPF correspondientes a 2008.

La Unión Europea calculó en 2008 que las mujeres tenían quetrabajar hasta el 22 de febrero si querían igualar el salario de un hombre en el año anterior.

Esta brecha salarial en España es de las más altas de la UE y ello a pesar de que el artículo 14 de la Constitución Española prohíbe expresamente, entre otras, la discriminación por razón de sexo, expresando que si una mujer desempeña un trabajo de la misma naturaleza, que exige las mismas condiciones de prestación que el de un hombre, aunque el trabajo sea diferente, deberá recibir el mismo salario y las mismas prestaciones, a no ser que la diferencia se explique por motivos no discriminatorios.

En España, el Ministerio de Igualdad (ahora transformado en Secretaría de Estado) ha publicado recientemente un detallado informe titulado Brecha Salarial: Realidades y Desafíos.  El informe fija la brecha salarial en España en un 17,6% (17,4% de media en la UE).  Con los datos de la Encuesta de Estructura Salarial de 2006, el informe analiza las desigualdades salariales desde todos los ángulos posibles: tipo de contrato, tamaño de empresa, titularidad, tipo de puesto, nivel educativo, tipo de jornada… Entre otras cosas, los datos muestran que la diferencia salarial es mayor en los puestos más altos, en las empresas más grandes y con mayor antigüedad.  Y es que el salario de los hombres crece de media hasta los 45 años, mientras el de las mujeres sólo lo hace hasta los 30-32 (según la investigación de González y Mir en 2002 citada en el informe).(6)

La ley 3/2007 para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres y el papel de los Planes de Igualdad son el mejor instrumento para conseguir buenas condiciones laborales y para eliminar brechas y trabas ante el desarrollo de las vidas profesionales y personales de las mujeres.

Habrá que observar que pasa con ella después de las elecciones del 20 de Noviembre.

(1) El ISSP es un programa permanente anual de colaboración transnacional en las encuestas que cubren temas importantes para la investigación en ciencias sociales, coordina la investigación social añadiendo una perspectiva intercultural y transnacional de los estudios nacionales.

(2)Hakim, C., Modelos de familia en las sociedades modernas., Madrid, CIS-Siglo XXI, 2005. Pág 5