El pasado 11 de marzo, se presentó el Informe Anual 2012 del
Observatorio de Igualdad de Género, en
la sede la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).
Según el estudio de
Igualdad de Género, los programas de transferencias condicionadas perpetúan el rol
de la mujer como cuidadora. El Informe presentado en el marco del Día
Internacional de la Mujer, incluyó diversas recomendaciones para que no
reproduzcan la desigualdad económica de género.
Los programas de transferencias condicionadas de ingresos
(PTC) que se implementan en 19 países de la región, identifican 18 programas en
ejecución y 8 ya finalizados, su cobertura alcanza a más de 25 millones de
hogares a los que pertenecen 113 millones de personas, (casi el 20% de la
población total de la región), perpetúan una organización del cuidado en la
sociedad basada en el trabajo no remunerado de las mujeres, que es una de las
causas de la desigualdad económica de género, según el tercer informe del Observatorio
de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG).
Desde su puesta en marcha en la región, los PTC se orientan
mayoritariamente a las mujeres ya que en la mayoría de países conceden ingresos
para educación y salud de los niños y niñas a través de sus madres. Varios de
estos programas de transferencias combinan, una aportación monetaria con la
exigencia de contraprestaciones familiares y en algunos casos cuentan con un
sistema de sanciones ante incumplimientos de los compromisos contraídos
(asistencia escolar y control de salud de los niños, niñas y adolescentes).
El informe señala que estos programas representan para muchas
mujeres la primera fuente de ingreso estable que han tenido y comportan una
retribución mensual de la que de otro modo carecerían. Además, este beneficio
monetario es considerado por las mujeres como propio y, en este sentido,
consolida su posición en los procesos de toma de decisión en el hogar.
Sin embargo, el estudio destaca que los PTC presentan a la
mujer como madre, no como persona con derecho propio a la protección social, y
refuerzan la idea socialmente construida de que el cuidado es una
responsabilidad natural de las mujeres.
El informe apunta en el prólogo del documento que, “las
políticas públicas están lejos de asimilar el avance de las mujeres y, aunque
muchos programas las visibilizan y reconocen, en general no se inspiran en el
marco de derechos y prevalece una visión instrumental, especialmente de las
mujeres pobres”.
De acuerdo, con el estudio, este tipo de política social,
conlleva una visión maternalista que considera a las madres como
corresponsables junto con el Estado en la consecución de ciertos objetivos
sociales, como la superación de la pobreza. Se antepone la responsabilidad
individual de demostrar la asistencia escolar y los controles de salud para conseguir
los bonos de responsabilidad del Estado de garantizar los servicios sociales
que aseguren derechos humanos como son la educación y la salud de los niños,
niñas y adolescentes.
El Informe indica que los PTC conllevan para las mujeres
exigencias suplementarias en cuanto al uso del tiempo. El cumplimiento de las
condiciones, exige una mayor dedicación por parte de las mujeres, que deben
tramitar los certificados de asistencia a la escuela y los controles de salud
de sus hijos.
Por otra parte, el motivo más frecuente de finalización de la
transferencia es que los hijos e hijas han cumplido la edad máxima permitida
para participar en el programa. Esto puede ser problemático para las mujeres,
que pueden pasar años recibiendo los bonos sin poder generar vías alternativas
de participación económica, para encontrarse, una vez que finaliza el ingreso,
en una situación de pérdida de beneficio y peores condiciones que antes para
incorporarse al mercado laboral.
La publicación incluye diversas recomendaciones para que
estos programas no reproduzcan la subordinación económica de las mujeres, como
abandonar toda visión materialista de la política social, revisarlos para que
las transferencias contribuyan a una mayor autonomía de las mujeres y
contribuir con ellos a modificar los roles tradicionales de género, no a
consolidarlos.
También recomienda considerar estrategias que permitan
avanzar desde el concepto de programas de transferencia condicionada hacia
sistemas de protección social integrales, homogéneos, inclusivos y con un
enfoque de derechos.
Realmente interesante, enhorabuena por el trabajo. Parece mentira que todavía estemos así, y que todo lo que ocurre a nuestro alrededor apunta a que no vamos a avanzar en absoluto. Al parecer sólo nos queda una lucha para toda la vida para todas las mujeres de hoy. Que así sea.
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