Imaginemos lo peor de lo peor de lo peor... una concentración de cosas malas que de pronto, se regalan a un ser humano, por el hecho de haber nacido. ¿Alguien duda que ese ser humano sería mujer? La discriminación pasa fronteras y barreras económicas. Si tú padre de familia, has de decidir alimentar a uno de tus vástagos y dejar morir de hambre al resto, que se al hombre, que es útil. El proyecto de mujer, vamos, la niña, puede morirse por el camino. Total, para lo que sirve.
Cualquiera que lea esto puede pensar que exageramos, pero la realidad es que, según un informe reciente realizado por la ONG Plan Internacional, junto al Instituto Overseas de Reino Unido, por casa punto del PIB que cae en un país, mueren 7,4 niñas por cada 1.000 nacimientos y 1,5 varones. No es que la cifra sea un poquito mayor, para la mujer, es que la mujer importa menos que un pepino, pues este alimenta al varón, todo sea dicho de paso.
Ironías aparte, los recortes en gastos sociales a nivel mundial dificultan el acceso a servicios básicos de salud, y según son más escasos los recursos, crecen las diferencias de género. El bagaje cultural, es decir, la idea de que la mujer vale menos que un pepino, soporta estas diferencias.La idea de que el hombre va a ser el sustentador de la economía familiar, sigue imperando. La mujer, que para aquellos que no lo recuerden, está dentro del mercado laboral, al menos en lo que nos dejan, no sustenta nada.. total, sólo sirve para parir, y eso hace mayor el problema: si no hay comida para los que somos, imagínate para alguno más... Dejar de alimentarla, dejar de vacunarla (que enferme, que para eso se pasa el día sin hacer nada), dejar de cuidarla, son sólo algunos de los ejemplos más evidentes del sometimiento de las niñas a la violencia. Imagínense lo que es el día a día, los insultos, las vejaciones, la invisibilidad... cuando una vale menos que un pepino, y encima respira, no merece respeto, ni cariño, ni oportunidades...
Cualquiera que lea esto puede pensar que exageramos, pero la realidad es que, según un informe reciente realizado por la ONG Plan Internacional, junto al Instituto Overseas de Reino Unido, por casa punto del PIB que cae en un país, mueren 7,4 niñas por cada 1.000 nacimientos y 1,5 varones. No es que la cifra sea un poquito mayor, para la mujer, es que la mujer importa menos que un pepino, pues este alimenta al varón, todo sea dicho de paso.
Ironías aparte, los recortes en gastos sociales a nivel mundial dificultan el acceso a servicios básicos de salud, y según son más escasos los recursos, crecen las diferencias de género. El bagaje cultural, es decir, la idea de que la mujer vale menos que un pepino, soporta estas diferencias.La idea de que el hombre va a ser el sustentador de la economía familiar, sigue imperando. La mujer, que para aquellos que no lo recuerden, está dentro del mercado laboral, al menos en lo que nos dejan, no sustenta nada.. total, sólo sirve para parir, y eso hace mayor el problema: si no hay comida para los que somos, imagínate para alguno más... Dejar de alimentarla, dejar de vacunarla (que enferme, que para eso se pasa el día sin hacer nada), dejar de cuidarla, son sólo algunos de los ejemplos más evidentes del sometimiento de las niñas a la violencia. Imagínense lo que es el día a día, los insultos, las vejaciones, la invisibilidad... cuando una vale menos que un pepino, y encima respira, no merece respeto, ni cariño, ni oportunidades...
Por algo se dice que la mujer es sólo una costilla (flotante) de Adán, vamos, sólo un complemento del varón del que el propio varón puede prescindir. Y eso con la Biblia. En los libros sagrados de otras religiones la sustancia de la que está hecha la mujer es aún peor. Véase el Talmud.
ResponderEliminar