El domingo, en pleno boom de acontecimientos y actos para conmemorar el Día Internacional para la eliminación de la Violencia de Género, la ministra Ana Mato anunciaba a bombo y platillo que las mujeres víctimas de violencia de género estarían exentas del pago de las nuevas tasas judiciales impuestas por el Ministro Gallardón. Aplausos y pensamientos de los presentes: "Menos mal", "han recapacitado", "han escuchado las voces de alerta que indicaban que la aplicación de estas tasas supondría una traba para la lucha de la violencia de género". Entre estas voces se encontraba la de la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial, Inmaculada Montalbán, quien alertaba de que efectivamente serían muchas las mujeres que, con tasas de por medio, se pensarían si iniciar un proceso judicial, y muchas las que se retirarían antes de concluirlo. Pues bien... donde dije digo, digo Diego y a la señora Mato se le olvidó leer la letra pequeña. Hoy, el grupo popular ha votado en contra en el Congreso un apartado de proposición no de ley del PSOE que pedía la exención de las tasas a las mujeres maltratadas. Sólo estarán exentas las mujeres con hijos menores y para asuntos relacionados con la separación y las peticiones de pensión por alimentos de los menores. Se ve que esta coletilla se le olvidó a la Ministra Mato el domingo, o que los factos la dejaron llevarse por la emoción del momento. Pero la realidad es otra y las consecuencias fatales. Si se reclama visibilidad, si se pide a la mujer que denuncie, si se anima a romper con la situación de malos tratos, no podemos dejarla sola cuando cruza la barrera, desasistida y sin recursos. No podemos animarla a levantar la mano y ponerle esposas cuando lo hace para llenar de trabas un camino que ya es complicado, difícil y farragoso. Hoy más que nunca, queda mucho por hacer. Hoy más que nunca, seguiremos luchando.
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