Nadie está a salvo. Los indicadores apuntan a que la violencia machista se da incluso en parejas muy jóvenes. Y no son pocas las víctimas de edad avanzada.
La última mujer asesinada por su pareja tenía 74 años. El asesino, 85. No hay ni habrá paz ni descanso para las mujeres mientras las sociedad entera no asuma que el machismo no es una opción.
El machismo mata. Quince mujeres asesinadas en lo que llevamos de año.
Yo tengo dudas de que este caso sea realmente violencia de género. Más bien pienso que ha podido ser demencia senil. Esto no exime la responsabilidad de la sociedad y del Gobierno en permitir que estas personas vivan solas o al menos no se las prepare para afrontar estas enfermedades degenerativas.
ResponderEliminarbueno, pues en ese caso acabamos de descubrir una nueva enfermedad:
ResponderEliminar¡Demencia senil de género!
Porque el caso es que los resultados de las demencias varias de los varones siempre acaban en un perjuicio (a veces, tan graves como la muerte) para la mujer.
No les da precisamente por matar presidentes de gobierno..
Tenemos que pensar en qué anda en el subconsciente de estos tipos que en cuanto se les sueltan las neuronas siempre tiran al mismo monte.
ResponderEliminarLo que esto demuestra, a mi juicio, es que la amenaza de cárcel no puede deshacer por sí sola tantos y tantos siglos de educación machista interiorizada. Lo único que tenemos en este momento es una igualdad forzada que se diluye en cuanto la gente se toma una copa o se siente "de fiesta" o, del otro lado, enfermo o "senil". Lo que tienen en común todos estos casos es que son trances en los que lo políticamente correcto queda deliberadamente en suspenso. Días de carnaval. Y lo que se demuestra en ellos es que la igualdad para muchos forma sólo parte de eso que es lo "políticamente correcto". Por eso es tan importante la educación. Sin ella, en cualquier momento puede desatarse la era de lo "políticamente incorrecto y sin complejos" también en cuestiones de género, que ya no necesita acogerse a la "demencia senil" ni nada por el estilo para campar a sus anchas. En ello en realidad estamos.